sábado, 25 de agosto de 2007

Fragmento de Felicidad.

...Me rindo sublime ante la colosal felicidad, pues toco tus labios con mi dulce boca, mientras mi cuerpo busca el tuyo en la soledad del silencio...

Puedo pedir a mi imaginación coger una estrella del cielo y colocarla a pies de mis palabras. Cercar la luna en mi mundo para hacer de su brillo la luz que guíe mis estrofas sobre este papel. Sacaría del agua cristal una gota para tener la tinta más transparente y pura sobre el esbozo de mi mente. Haría muchas cosas y dejaría de lado otras tantas, con tan sólo de reconocer qué es la felicidad.
¿Será la felicidad la locura sin tapujos? ¿La llama sin fuego que se enciende en la necesidad descontrolada por recorrer cada recoveco de nuestro cuerpo? ó ¿La castidad al dolor y el miedo, una censura a la tristeza, una venda para la cobardía?
Pasado, presente o un futuro incierto me lleva a palpar que existen momentos en los cuales, las alturas te llevan a caer, ó más bien llegar hasta el cielo. Circunstancias que están deseosas de bañarse en crepúsculos de sed fecunda racional a la verdad, buscadora de sueños, de alegría, y tal vez de ¿Felicidad?
Tengo siniestro y claridad frente a lo que el otrora otoño traj
o ante mí.
Hubiera sido cosecha sin siembra cuando dejé de creer en la felicidad.
Hubiera circunscrito mi mundo de esperanza y valor ante el riesgo, sino hubiera separado de mi piel la felicidad.
Fui insignificante antes de llegar a las alturas y poseerla en secreto sobre las espadas temerosas y tristes frente a un hubiera en vez de un ya fue.
La resonancia de mis pensamientos en busca de la felicidad trajo consigo la lluvia dulce.
Me agrada la lluvia.
Nuevamente veo alturas.
Aprecio un lápiz fugaz con el cual puedo dibujar una estrella en el atardecer, cada vez qu
e concuerdo con la constancia y no dejo de lado cada recoveco de la memoria.
Silencio.
El murmullo del pasado y el inevitable presente trajo versos a mi boca.
Una vez más silencio.
Para poder escucharme, y que todos me oigan.
Sé lo que es la felicidad.
Aparecen verdades escondidas, que responden a la inquietud teñida de impaciencia y desafío.
A veces basta un escape.
Soledad.
Vistámonos de sepulcros, y que las campanas arrojen los segundos que nos faltan para buscar respuestas arraigadas en nuestro pecho.
Callemos ante la incertidumbre.
Humedezcamos nuestras manos en felicidad eterna.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

y tu de cuando eres feliz?

Enredado dijo...

Shua buena el socio de arriba, xD
la felicidad no se busca, solo llega, y si no la tienes aún que le importa a este wn, si mas vale que llegue no ir a buscarla jajaja.
Aunque la vida con solo felicidad, no es una odisea entretenida, ya que la vida, por mas vida que sea, debe tener obstaculos, donde despues uno se pueda regocijar, sobre si mismo, sabiendo que los ha superado.

Cuidate Nata
Saludos
Pablo.